[4] Esto, y las alianzas húngaras con principados serbios, generó un aumento de la tensión entre el Reino de Hungría y el Imperio Bizantino, con capital en Constantinopla, que consideraba la expansión húngara como una como una potencial amenaza a la posición bizantina en los Balcanes.
[11] Excepcionalmente, Contostéfano estaba también al frente de los compañeros del emperador (los oikeoi o tropas personales) bajo su mando.
Esta división era comandada por el cartularios Andronikos Lampardas[14] y, probablemente, Juan Contostéfano, hermano del megaduque.
El ala izquierda bizantina, con la excepción de las brigadas de Kogh Vasil y Tatikios, recibió la carga y se rompió, posiblemente fingiendo una retirada hacia el río, donde volvió a formar rápidamente.
Andrónico Lampardas lanzó entonces un ataque sobre las tropas que mandaba el comandante húngaro y las bloqueó; se produjo entonces un combate cuerpo a cuerpo mortal en la que la caballería pesada bizantina recurrió al uso de sus temidas mazas de hierro.
Las divisiones enemigas comenzaron a retirarse en desbandada y todo el ejército húngaro huyó.
[20][21] Los bizantinos capturaron las insignias húngaras, depositadas en un carro de bueyes similiar a un carracio italiano.
Muchos de los húngaros fueron muertos o capturados por la flotilla bizantina estacionada en el río que debían cruzar para alcanzar la zona segura.
[22] Los Húngaros demandaron la paz según los términos impuestos por Bizancio y reconocieron el control imperial sobre Bosnia, Dalmacia, Croacia al sur del río Krka, así como de Fruška Gora.
Béla tuvo que jurar que no volvería a atacar a Manuel y se mantuvo leal al Imperio hasta la muerte de Manuel, pero tras esta reinició sus ataques, conquistando o anexionando tierras anteriormente en manos de los bizantinos.