Batalla de Trapani

Los genoveses contaban con más barcos, pero su almirante, Lanfranco Borbonino, adoptó una estrategia defensiva y encadenó sus naves, que se colocaron cerca de la orilla.

[4]​ Los venecianos quizá esperaban encontrar a la flota de guerra genovesa en los alrededores del estrecho de Mesina, pero esta se hallaba aún en Bonifacio, por lo que descargaron en Mesina el botín que habían obtenido y pusieron rumbo a Venecia.

La información errónea hizo que abandonase la nave, y distribuyese su tripulación en los demás barcos para reforzar sus dotaciones.

Los capitanes no confiaban en sus tripulaciones, en las que abundaban los lombardos y otros extranjeros contratados por ciudadanos genoveses que deseaban evitarse los trances y peligros inherentes a la vida del remero de una galera de guerra.

[9]​[10]​ Sin embargo, Borbonino cambió pronto de idea: influido posiblemente por las anteriores victorias venecianas en mar abierto, decidió adoptar una posición puramente defensiva, encadenando sus navíos entre sí, con las popas hacia la costa.

Los genoveses se habían defendido hasta entonces con brulotes hechos con balsas, pero la ruptura de la línea desató el pánico entre las tripulaciones.

En la batalla perecieron ahogados mil doscientos genoveses, otros fallecieron en el combate y seiscientos más fueron hechos prisioneros por los vencedores.

Este desacuerdo hizo que Dondulo dimitiese; el mando de la armada paso entonces a su lugarteniente, Marco Zeno.

Esta vez puso en práctica su plan y acometió en agosto a la escuadra enemiga que bloqueaba Acre.

Derrotas de las escuadras genovesas y venecianas hasta la batalla de Trapani.
Ilustración decimonónica de una galera veneciana del siglo XIII .
Una nave genovesa, en una pintura de Quinto Cenni