En 1543, los europeos hicieron contacto con Japón cuando un junco, perteneciente al pirata chino Wang Zhi y llevando a mercaderes portugueses como pasajeros, naufragó en Tanegashima.
Más tarde, los portugueses introdujeron el arcabuz en Japón, proporcionando una nueva y poderosa arma en los conflictos del período Sengoku que se estaban llevando a cabo.
Takanobu ordenó expulsar a los misioneros de Hirado en 1558 y les prohibió regresar en cinco años.
[5] Enfurecido por el rechazo de Pereira, Matsura decidió llevar a cabo una acción punitiva contra los portugueses.
[5] Los japoneses atacaban en su mejor oportunidad, ya que gran parte de los lusitanos habían desembarcado y no podían volver a los buques.
El gran número de los efectivos japoneses, así como la construcción endeble de sus embarcaciones, les volvía blancos muy vulnerables a los potentes cañones europeos, por lo que el contraataque les causó enormes daños, incrementados en particular al verse cogidos entre dos fuegos.
[3] Los lusos continuaron recalando en Fukuda y Kuchinotsu por unos cuantos años más, pero al cabo del tiempo se trasladaron a Nagasaki por ofrecimiento de Omura.
Nagasaki era por entonces un mero pueblo pesquero, pero su puerto estaba mejor situado, y la consecuente actividad comercial le ayudó a crecer hasta convertirse en el mayor centro de comercio extranjero del país.