Ante el acto secesionista, la autoridad imperial japonesa rápidamente inició la campaña de Hokkaido para acabar con las últimas tropas que se resistían al nuevo gobierno.
El resto de buques que componía la escuadra nipona eran el Kasuga, el Hiryū, el Toyoyasu, el Dai Ichi Teibō, y el Mōshun.
Todos ellos eran barcos a vapor aportados por los dominios de Saga, Chōshū y Satsuma en 1868.
A los cinco buques las fuerzas imperiales sumaban el buque insignia Kotetsu, un ironclad con espolón, y otros dos buques a vapor: el Kasuga y el Yōshun (donado a la armada imperial por el dominio Akita el año anterior), en el primero sirvió como oficial de tercera durante la batalla el futuro almirante de la flota imperial, Tōgō Heihachirō.
La estrategia general de la acción fue planeada por otro asesor francés, Eugène Collache, quien también participó en la acción a bordo del Kaiten II (ex Ashuelot) junto al Shinbokutai (en japonés: 神木隊, Grupo de nuestro Sol).
La mitad de los samuráis murieron, Nicol fue alcanzado por dos balas y el capitán del grupo de asalto, Kōga Gengo, murió y tuvo que ser sustituido por el propio almirante Arai Ikunosuke.
En la acción, el Kaiten logró dañar tres barcos de vapor imperiales, pero se tuvo que retirar sin conseguir capturar el Kotetsu.
Aún con la valentía demostrada por los leales a Ezo, el intento terminó por ser infructuoso: Incluso con la marginal perdida del Kaiten II, la flota imperial pudo continuar hasta Hakodate y fue decisiva tanto en la batalla naval como en el apoyo a la batalla final de la guerra Boshin.