Bayas (en latín Baiae, en italiano Baia) fue una ciudad de la costa de Campania (Italia), célebre por sus baños y aguas minerales, situada entre el Cabo Miseno y Puteoli, abierta a una bahía llamada Sinus Baianus.
Julio César instaló su morada en el punto más alto del litoral, el actual Castello, desde el que dominaba toda la ensenada.
Por otra parte fue condenada por los moralistas —de Varrón a Séneca— por la vida placentera, refinada y viciosa que allí se llevaba.
Ya Cicerón que la llamaba pusilla Roma 'Roma en miniatura', la consideraba un lugar de vicio y perdición.
No tuvo magistrados (dependía de Cumas), ni monumentos públicos, como por ejemplo el foro.
En Bayas estaban habitualmente los miembros de las diversas familias que se sucedieron en el poder en Roma.
Calígula, que amaba las extravagancias, ordenó construir un puente de barcas entre Pozzuoli y Bayas para acortar la distancia entre las dos ciudades.
En el siglo III, Alejandro Severo hizo construir allí nuevas instalaciones en honor de Julia Mamea, su madre.
Carlos V construyó el Castillo de Bayas sobre las ruinas del palacio imperial romano.
También este monumento presenta una planta circular en el interior (nada menos que 30 m de diámetro) y un perímetro exterior octogonal con los ángulos reforzados por pilastras.
En la vertiente hacia el mar se abría una puerta flanqueada por dos nichos y encima había ocho ventanales.
De particular interés es el llamado teatro, más exactamente un teatro-ninfeo, un gran ninfeo utilizado para representaciones teatrales o musicales y también para espectáculos en el agua, cuyos restos solo pueden dar una pobre idea del refinamiento de la vida en la antigua Bayas.