Lectora ávida, se educó en escuelas públicas con segregación racial y escribió sobre las grandes dificultades que le planteó el paso a una escuela integrada, donde los maestros y alumnos eran predominantemente blancos.
[10] Durante los tres años que pasó allí, Golemics, una editorial de Los Ángeles, publicó su primera obra, un libro de poemas titulado And There We Wept (Y allí lloramos) (1978), firmado con el seudónimo "bell hooks".
[12] South End Press publicó su primera obra relevante, Ain't I a Woman?
[18] Publicó más de 40 libros sobre temas como la masculinidad negra, el patriarcado, autoayuda, pedagogía comprometida, memorias personales, y sexualidad (en lo que respecta al feminismo y la política de la cultura estética / visual).
También fue crítica cultural y parte de su trabajo versa sobre análisis cinematográfico.
Realizó tres residencias estudiantiles en The New School, así como entabló diálogos públicos con Gloria Steinem,[20] Laverne Cox[21]y Cornel West.
inspiró su primera gran obra), el educador brasileño Paulo Freire (cuyas perspectivas sobre educación aborda en su teoría de la pedagogía comprometida), el teólogo peruano y sacerdote dominicano Gustavo Gutiérrez, el psicólogo Erich Fromm, la dramaturga Lorraine Hansberry, el monje budista Thích Nhất Hạnh, el escritor afrodescendiente James Baldwin, el historiador guyanés Walter Rodney, el líder afrodescendiente negro nacionalista Malcolm X y el líder afrodescendiente de derechos civiles Martin Luther King, Jr.
(que se ocupa de cómo la fuerza del amor une a las comunidades).
Además, muestra un gran aprecio por el alejamiento del pensamiento feminista liderado por las mujeres blancas burguesas y hacia una reunión multidimensional de ambos sexos para luchar por el crecimiento de las mujeres.
Este enfoque hace hincapié en la comprensión, la apreciación y la tolerancia de todos los géneros y sexos para que todos tengan el control de sus propios destinos, sin control por los tiranos capitalistas patriarcales.
Sin embargo, como señala bell hooks, este estigma contra los intelectuales lleva a que las personas pobres que han conseguido alcanzar una educación postsecundaria sean rechazadas porque ya no son como el resto de la masa.
Esta separación conduce a una mayor desigualdad y, para que el movimiento feminista tenga éxito, debe ser capaz de cerrar la brecha educativa y relacionarse con aquellos que están situados en el extremo inferior de la esfera económica.