Blanca Ascanio Moreno

[3]​ Una parte sustancial de la juventud gomera con cierto nivel formativo, que vivió directamente las consecuencias sociales y económicas posteriores a la Primera Guerra Mundial, especialmente la competencia en el mercado bananero de las colonias inglesas, vivió una efervescencia ideológica arraigando ideas que reivindican los derechos del proletariado y campesinado, junto con un profundo republicanismo y laicismo, contando con órganos de comunicación propios donde también participarán intelectuales como el poeta Pedro García Cabrera.

Arraigada a sus ideales comunistas, utilizaba sus charlas y mítines como forma de propaganda política, siendo una de las pocas mujeres en dar mítines, ocupando el espacio público como mujer, revolucionaria y activista.

[3]​ Tanto su hermana mayor, Amelia, como Guillermo y ella, además de sus primos Juan Pedro Ascanio García, Fernando Ascanio Armas y Pablo Ascanio Armas, se implicaron con los valores socialistas y comunistas, colaborando en las labores de la Federación Obrera, a la que entregaron en 1932 los terrenos donde se construyó su sede, con planos que elaboró su hermano.

En esa prisión compartirá celdas con mujeres como Isabel González, Clemencia Hardisson, Carmen Goya, o Peregrina Ventura.

De poco le valdría en ese momento, igual que a tantas otras personas.

Aprovechó el tiempo en la cárcel para mantener al día sus dotes como formadora entre las mujeres que, por su ideas, también estaban encarceladas.

Esta enfermedad la obligó a vivir con dolores diarios en un entorno hostil donde las vejaciones eran habituales y se agravaban en muchos casos por su condición de mujer.

[3]​ En 1943, tras un largo proceso de prisión y depuración política, emigró a Venezuela junto con su hermana mayor Amelia.

La emigración forzada fue la opción obligada para muchas personas que habían sufrido una brutal persecución política y las duras condiciones sociales y económicas del franquismo se ven obligadas a huir para disfrutar de una vida mejor.