Su madre, Clemencia Wouters, era baronesa de Coppers y estaba vinculada a cinco Casas Reales Europeas.
[7][8] Su familia apoyó a la comunidad belga ante la incursión violenta alemana en su país en la I Guerra Mundial.
[8]Y comenzó a llamar la atención de las fuerzas del orden fascistas que azoraban ya la isla durante la Guerra Civil.
[8] Fue considerada una persona muy peligrosa para las autoridades fascistas, por ser miembro del Servicio de Inteligencia Secreto británico.
En dicha cárcel compartirá estancia con más de 150 presas políticas, entre ellas, Blanca Ascanio Moreno, la maestra roja.
Una vez liberada se le sometió a arresto domiciliario con vigilancia policial.
Una vigilancia que de una manera u otra consiguió saltarse en repetidas ocasiones jugando al pilla-pilla con las autoridades franquistas.