Un botafuego (también llamado lintstock) es una vara con un tenedor en un extremo para sostener una mecha lenta encendida.
El nombre fue adaptado del holandés Lontstok, "vara de encender".
[1] Se utilizaron para disparar cañones en los primeros días de la artillería; el botafuego permitía al artillero pararse lejos del cañón[2] ya que era peligroso aplicar la cerilla encendida al orificio de la recámara del arma: no solo la carga podía producir un llamarada hacia atrás, sino que el retroceso del cañón podía enviar la cureña hacia el artillero.
[3] En emergencias, ante un ataque enemigo los artilleros podían usar la lanza como arma para defender el cañón.
[4] Al igual que muchos equipos militares de la Edad Moderna, el botafuego podía tener una función adicional; los botafuegos del siglo XVI tenían grabados medidas en pulgadas y un transportador para permitir que el capitán del cañón revisara el ángulo de disparo.