La palabra viene del francés boutonnière, que en español significa, literalmente, ‘ojal’.
De uso muy frecuente en el pasado, hoy se reserva para ocasiones especiales en las cuales se requiere de una presentación más formal en la vestimenta,[1] tales como: promociones, ceremonias de bienvenida o despedida, funerales o matrimonios, donde el botonier indica quiénes son los invitados más importantes de la boda[2] (algunas mujeres que utilizan chaquetas en estas ceremonias los llevan; no obstante, es más usual que lleven los llamados corsages[3]).
[4] El cáliz de la flor, si es muy pronunciado, como ocurre con los de un clavel, debe ser totalmente insertado en el ojal, el cual lo mantendrá firme y, a la vez, lo aplanará contra la solapa.
Actualmente, sin embargo, en las chaquetas y abrigos más modernos, las solapas vienen sin el bucle o lazo necesario, por debajo del ojal.
[7] Tradicionalmente, ciertas flores son asociadas con ciertos eventos, personas o días:[8]