Ningún intérprete alemán que llegara a la popularidad durante esos 30 años pudo no colaborar con él.
Así, pasó varios meses en la cárcel, pero fue liberado bajo la condición de que su nombre no volviera a aparecer en público.
Tuvo que casarse con Selma, una mujer pomerana fiel al partido nazi, para mantener las apariencias exigidas.
En 1941 fue detenido de nuevo por la Gestapo tras haber sido atrapado con un hombre joven en una situación comprometida.
En las 24 horas tras su liberación escribió dos de sus mayores éxitos: Davon geht die Welt nicht unter ('Por eso no se hunde el mundo') y Ich weiß, es wird einmal ein Wunder gescheh'n ('Sé que algún día ocurrirá un milagro').