[1] Hasta principios del siglo XX, casi todas las serranías españolas contaban con una variedad propia de caballo autóctono, que han desaparecido en su mayoría.
A este grupo pertenecen las razas asturcón, gallego, losino, pottoka, serranillo o la jaca navarra, entre otras.
[1] Estudios genéticos han demostrado la relación entre estas razas, descendientes del tronco tarpánico y encuadradas en un subgrupo de tipo ponis ligeros que descienden del equus gmelini, incluyendo otras razas ibéricas como sorraia y garrano.
[11] También hubo jacas o caballos serranos en Aragón, Cataluña, en la zona del Levante y en Extremadura.
[6] Además, también comparten la misma fisionomía otros equinos españoles como el caballo de monte del País Vasco o el caballo burguete, aunque este último es el resultado del cruce de jaca navarra con otras razas extranjeras.