Captura de la Expedición de Cádiz

Entretanto, el rey Fernando VII, aprovechando la paz con Francia, resolvió enviar un fuerte ejército para someter a las Provincias Unidas del Río de la Plata y otro para reforzar las fuerzas realistas en Chile.

Sin embargo, los galeones de Manila y los ingresos fiscales del Imperio español se había interrumpido.

España tras su guerra de independencia había quedado devastado económicamente sin tener gran capacidad para reprimir las rebeliones en América.

En este sentido desde lo naval, la Real Armada Española había quedado diezmada,[2]​ así como los medios para reconstruirla.

Necesitado el país de una flota poderosa para asegurar las costas en la península ibérica y en los territorios de las colonias que se estaban independizando y que ahora contaban con sus propias escuadras navales para defenderse.

Buenos Aires transmitió inmediatamente esta información a Chile facilitando todas las contraseñas navales y que su destino exacto era el puerto de Talcahuano.

La lluvia de la noche y el viento del norte apretaron la fragata aún más contra la arena.

Al amanecer del día 29 de octubre, cuando escampó y se clamó el viento, tres lanchas enemigas se acercaron a la María Isabel para abordar y recuperar el buque pero fueron rechazados enérgicamente por la tripulación.

Salido el sol, los realistas descargaron un activo cañoneo intentando darle a los botes que trabajaban para reflotar la María Isabel.

Está y la Lautaro se unieran a la San Martín en descargar sus cañones a tierra sobre el fuerte de San Agustín y la infantería, que refugiada entre las casas del puerto, descargaban tiros de fusil sobre los buques.

Hacia el mediodía de combate no mejoraron mucho, la María Isabel había recibido numerosos impactos.

Sin embargo, se levantó providencialmente una brisa del sur, al mismo tiempo que subía la marea.

Los esfuerzos de los patriotas por reflotar la nave eran ayudados por el viento y se concentraban en un anclote que Blanco Encalada había hecho colocar durante la noche hacia la popa.

El teniente coronel y comandante de las fuerzas Fausto del Hoyo con 665 hombres desembarca en Talcahuano, incorporándose al ejército realista acantonado en Valdivia[7]​ Este sería la última expediciòn para auxiliar a los leales en América, ya que el ejército que se preparaba en Cádiz una verdadero fuerza de reconquista de 20.000 soldados cifra impresionante para los estándares de las guerras hispanoamericanas fue sublevado por el liberal y comandante Rafael del Riego quien con las tropas a su mando inicia un movimiento popular contra el absolutismo del rey Fernando VII.

Por su lado, las fuerzas navales españolas desde ese momento asumieron una actitud totalmente defensiva, cuidándose mucho de no arriesgarse a ser capturados por los patriotas chilenos.

La escuadra chilena había logrado un magnífico triunfo con Blanco Encalada en esta ocasión, pero por las exigencias que requería esta futura y enorme empresa, es decir, destruir la armada española en el Callao y conducir la escuadra para la futura expedición libertadora al Perú, el 11 de diciembre de 1818 se le daría el mando de la escuadra a Thomas Cochrane con quien desde ahora manejaría las acciones navales.

Manuel Blanco Encalada, comandante de la Escuadra Chilena que ejecutó la misión.
Ataque a la fragata María Isabel en Talcahuano.
La Bahía de Talcahuano. Obra del francés Louis Le Breton (1818–1866).
El General Ceballos junto a 210 hombres del Cantabria lograron llegar al Callao.