La CT-1 provoca la mayor parte de sus efectos a través del receptor LIF (Leukemia Inhibitory Factor).
Las células encargadas de su síntesis son, sobre todo, los cardiomiocitos, aunque también los fibroblastos, y produce efectos cardioprotectores e hipertróficos.
La isoforma 1, que se muestra a continuación, ha sido escogida como la secuencia “canónica”.
La localización en el cromosoma humano del gen que codifica para CT-1 se realizó a través de la hibridación in situ fluorescente (FISH).
Esto significa una mayor y mejor supervivencia de cardiomiocitos en la respuesta isquémica.
Dichos investigadores se centraron en este camino porque hubo un momento que fue propuesta la CT-1 como prevención de la lesión isquémica cardíaca.
Esto confirmó definitivamente el papel protector mediante la mayor supervivencia y la proliferación celular.
En relación con la localización, la secuencia de RNA que codifica para la proteína CT-1 se encuentra en altos niveles en el corazón, el músculo esquelético, la próstata y el ovario.
En cambio, se encuentra en menor cantidad en el pulmón, el riñón, el páncreas, el timo, los testículos y el intestino delgado.
Con respecto al sistema nervioso, CT-1 es altamente eficaz en la protección de neuronas contra los estímulos estresantes o nocivos para su correcto funcionamiento.
[7] Se conoce que la cardiotrofina 1 promueve el metabolismo oxidativo, reduce la acumulación de lípidos y mejora la sensibilidad a la insulina.
Así, los niveles de CT-1 son altos en pacientes que padecen hipertrofia ventricular izquierda (HVI) e hipertensión arterial (HTA).
Por este motivo esta proteína podría convertirse en la protagonista de un tratamiento contra la obesidad, el sobrepeso y la insulina, junto con sus enfermedades derivadas.
No solamente esto, sino que CT-1 compite para lograr esta unión con la propia LIF de ratón.
Específicamente, cuando no hay presencia de otras moléculas ni componentes de ninguna clase, la CT-1 se une a la subunidad del receptor LIF, cuando este se encuentra en forma soluble y purificada.
Cuando nos referimos a la compatibilidad de la CT-1 humana en ratones y ratas, se observan unos resultados curiosos.
Utilizando células Hela comprobamos si la CT-1 de ratón y la humana son capaces de unirse al receptor LIF humano que se encuentra en dichas células Hela.