Una atleta consumada (natación, esquí, tennis), ella prefería pilotear aeronaves, actividad que en aquel entonces era principalmente practicada por hombres, los supuestos intérpretes del dinamismo masculino promovido por el futurismo y el fascismo.
Debido a la rarefacción del aire y las bajas temperaturas a gran altitud (de hasta -35°C), su equipo médico no esperaba que pudiese volar por encima de los 11.000 metros.
Su récord todavía se mantiente para la categoría de aeronaves propulsadas por hélice.
También participó en varias competencias aeronáuticas internacionales y finalmente fundó una escuela de pilotos.
En 1996, los Poste italiane emitieron una estampilla conmemorativa en su honor, que tenía un valor de 750 liras.