Tras la lectura de su tesis doctoral sobre especiación animal en 1973 con el título "El Medio Ambiente como Condicionante Genético: Pleiotropía e Hibridación" en cuyo tribunal participaron los genéticos españoles Ramón Lacadena Calero y Enrique Sánchez Monge), Castrodeza se centra en problemas teórico-epistémicos en torno a la teoría de la selección natural.
Para Castrodeza son las consideraciones etológicas implicadas en las pautas mentales relativas a las actividades humanas relacionadas con la filosofía, la teología y la ciencia las que potencian la construcción de la realidad en la que tratamos de sobrevivir.
Dichas pautas no son necesariamente adaptativas de un modo directo, sino que son parte del todo sobre lo que se apoya nuestra estrategia global de supervivencia.
Como indica Castrodeza la estrategia concreta no tiene por qué ser la adecuada a la hora de enfrentarnos a los desafíos que comprometen nuestra supervivencia por lo que nada garantiza esa supervivencia y a pesar del refinamiento de nuestro pensamiento podemos ir en la dirección equivocada.
Castrodeza piensa que la fuerza ilocucionaria que potencia el pensamiento darwiniano viene provista en primera instancia por el metanaturalismo especialmente del primer Heidegger corregido por el deconstruccionismo de Jacques Derrida.