La fachada de corte clasicista se estructura en tres pisos, y en su decoración aparecen representadas todas las virtudes teologales y cardinales, caso único en este tipo de edificios en España.
En el segundo piso, planta noble, aparecen cuatro ventanales adintelados flanqueados por pilastras y de nuevo rematados por un frontón triangular, que cobija la tallas de la Fe, la Esperanza, la Caridad y Templanza, virtudes que debe tener un buen gobernante.
Este programa iconográfico conjuga los principios morales del buen gobernante con los de la religión cristiana.
Finalmente, el tercer piso aparece abierto por diez vanos adintelados coronados por una crestería corrida jalonada por pináculos.
También conserva lo que antiguamente fue un torreón de estancias superpuestas cubiertas por bóvedas nervadas.