Junto a este convento y siguiendo una tradición de la monarquía castellana, en 1492 la reina Isabel I mandó construir una casa o cuarto real junto al convento para retirarse en él.
En 1600 se entregó la alcaídia del recinto al duque de Lerma.
[7] En 1842, a resultas de la desamortización, el convento es vendido y la casa real continua su degradación.
[11] La casa real se encontraba en el ángulo suroccidental del bosque, encontrándose a su oeste el convento y su huerta y ribera de unas nueve hectáreas, separadas del bosque real.
[12] Se conserva una puerta del recinto, almenada y con un escudo de los Reyes Católicos.