Las casas torreadas del Alto Aragón son un centenar de casas fortificadas con torres defensivas construidas preferentemente durante el siglo XVI en el Alto Aragón (España), relacionadas con el delicado momento político y social que se vivía en el territorio pirenaico.
En el siglo XVI, cuando se construyeron buena parte de las casas torreadas, se registró una gran conflictividad social:[1] luchas en los concejos por las rivalidades familiares, bandolerismo, rebeliones antiseñoriales para evitar el vasallaje, fricciones entre la monarquía y las clases altas aragonesas que defendían sus fueros y sumado a todo ello, los conflictos religiosos de Francia que ocasionaban continuas incursiones transfronterizas.
Existen varias comarcas del Pirineo aragonés que comparten este rasgo distintivo: Sobrarbe, Ribagorza, Jacetania-Serrablo (Huesca).
Su proliferación inicial es la respuesta a una situación de gran agitación que se vivió en esta zona.
Posteriormente las familias infanzonas con más recursos optaron por fundir aspectos de la construcción defensiva medieval[2] con la choza-cabaña popular dando así origen a la nueva vivienda rural.
El acceso a la torre, de carácter claramente defensivo, se realiza desde la planta baja.
La fachada ha sido modificada aunque aún se conserva matacán, tronera para arma de fuego y algún otro elemento originales.
Ha sufrido incontables modificaciones y añadidos, en su origen era un edificio de planta rectangular, ampliado con dependencias domésticas.
Esta construcción se realizó partir del siglo XVI, con sucesivas ampliaciones hasta el siglo XIX, dando fruto a una de las casa fuertes de más solera del Alto Aragón.
Casa Mur de Aluján es una magnífica residencia construida en el siglo XVI con fines defensivos.
El edificio se encuentra sobre un montículo y es una gran mole cuadrada, muy cerrada, con una torre cilíndrica de la misma altura que la casa en el ángulo suroeste.