Sin embargo, el yacimiento hallado no termina aquí, puesto que debajo de la capa estratigráfica en la que se encuentran los restos propios del gran incendio provocado por los irmandiños, se han podido apreciar vestigios de estructuras defensivas anteriores.
Este Pedro Álvarez Osorio nieto no poseería en un primer momento la titularidad del señorío de Moeche, que se habría disgregado entre los herederos de su abuelo.
El mismo Pedro Álvarez Osorio se cuenta entre los demandados por la realización cada vez más común de “fechorías”, que tendrían por objetivo las clases populares, específicamente en el rural.
El control político que se le presupone a la “Irmandade Xeral” entre 1467 y 1469 terminó con la contraofensiva de los nobles que derrotaron a los irmandiños por su superioridad numérica y material, sin tener en cuenta los problemas internos en el bando de los irmandiños.
El castillo que conservamos en nuestros días es el fruto de esta reconstrucción posterior a la Segunda Revuelta Irmandiña.
En la fachada principal de la torre todavía se conservan tres motivos heráldicos.