Castrillo de Onielo

Es significativo el nombre toponímico de "Castrillo"- diminutivo romance derivado de la voz latina "castrum" (ciudadela, plaza fuerte, castillo)- que afianza la creencia de que este pueblo ya existía en los lejanos tiempos del Imperio Romano, como expone el profesor Manuel Vallejo del Busto en su obra El Cerrato Castellano, donde también se recoge una buena parte de esta información histórica que se aporta.

En la Edad Moderna, en 1474 existía un judería, que desapareció en 1493 (se conserva un símbolo en la portada en una casa particular) En el primer cuarto del siglo XVI, existía en la villa un Monasterio de religiosas Canónigas Reglares de San Agustín.

En el siglo XVIII, entre las familias residentes en esta villa, figuraban las que poseían -entre otros- los siguientes apellidos: Abarquero, Aguado, Alonso, Arias, Bachiller, Barrio, García, González, Gutiérrez, Maestro, Moreno, Nieto, Palacios, Rojo, Romero y Ruiz.

Dentro del término había dos molinos harineros, tres puentes de piedra, un lavadero público y varios despoblados: Santiago Sombrión y Renedo de la Vega ( cuyo solar pasó después a Vertavillo).

En 1930 había 879 habitantes y antes de la guerra 52 personas residían en unas cuevas excavadas en montaña denominadas "chozas".

Está combatida por todos los vientos, con especialidad por el N y NO.

Goza de clima sano, siendo las pulmonías las enfermedades que más frecuentemente padecen sus habitantes.

También hay un pozo para abrevadero de los ganados y un lavadero cuadrado bien construido.

Confina el término N Baltanás; E Villaconancio; S Vertavillo, y O Valle, el que más a la distancia de 2 leguas; comprende 2 despoblados que son Santiago y Renedo de la Vega.

Puerta de acceso a la localidad
Casa consistorial