Su descubrimiento ha tenido gran trascendencia debido a sus importantes vestigios relacionados con las guerras cántabras.
Los restos fueron trasladados en un primer momento a Santander para su estudio y posteriormente al Museo Arqueológico de Palencia.
Según declaró su director en 2007 es «la colección más importante del mundo romano, seguida por alguna colección de Siria, con un número de proyectiles muy inferior», lo que da una idea del asedio al que fue sometido el castro.
Estas circunstancias hicieron que los romanos adoptaran para el asedio la táctica de rodear el castro con campamentos.
[1] Por las dimensiones de los campamentos, se calcula que el asedio pudo ser llevado a cabo por unos 5000 legionarios.
Tras la destrucción del castro, no hay pruebas de que los romanos siguieran utilizando el lugar.