El chalet se levantó según un proyecto del arquitecto José María Pérez Carasa fechado en 1935.
Desde un punto de vista arquitectónico, destaca por su imagen exterior racionalista que se ve afianzada a partir de detalles constructivos rigurosos y depurados.
[2] El edificio retoma una tipología arquitectónica tradicional de la zona, y se eleva sobre el terreno mediante pilotis.
En la planta superior también tienen presencia otros temas arquitectónicos locales, como son el del porche de acceso desde la playa o el mirador circular del salón.
La distribución general responde más a criterios funcionalistas que buscan aprovechar al máximo las posibilidades que ofrece el espacio libre generado por la estructura de pórticos de hormigón.