En la década de 1840, el estado español decidió reorganizar la producción armamentística, debido al desabastecimiento del ejército y la marina.
Estudio Teórico-Práctico del desarrollo de la industria metalúrgica y carbonera en Asturias”.
Bertrand trabajó diez años en la fábrica de Trubia, dirigiendo el taller de molderías, dedicado especialmente a los adornos, bustos y estatuas, del cual salieron numerosas obras.
[10] Otra conocida producción del taller trubieco es la estatua del político y militar lojeño Ramón María Narváez,[11] ubicada en la Plaza de la Constitución de Loja (Granada).
[12] Dicha estatua puede admirarse actualmente en la Plaza del Marqués de esta última ciudad.
Tras diez años en Trubia, Bertrand se queda en España y se convierte en empresario asturiano, iniciando una saga familiar que contribuyó notablemente al desarrollo de la región.
[19] En 1863, Carlos J. Bertrand hace su aparición como empresario minero en el valle de Turón, Mieres, registrando en enero de ese año las minas “Carolina” y “Julia”, a las que siguen el año siguiente la “Caminera” y la “Comienza”.
[20] Bertrand, que ocupó cargos directivos en la Asociación Hullera de Asturias,[21] siguió registrando pertenencias mineras durante esa década y la siguiente, bien en nombre propio o en representación de terceros, como la Sociedad Metalúrgica y Carbonera Belga o la Sociedad Villar, Turón y Santa Bárbara.