En el calendario juliano se intercalaba tras el 24 de febrero (sexto kalendas martii), dando lugar al día bis sextus o bisiesto.
Por cuestiones prácticas se conviene que el año 1 d. C. se corresponde con 10º del ciclo solar pudiendo así realizar el cálculo de este elemento cronológico para saber el orden de un año cualquiera usando la fórmula:
donde X sería el número de orden y A la cifra del año en la era cristiana.
En el cómputo eclesiástico se usaron como elementos prácticos derivados de este ciclo las letras dominicales y los concurrentes.
[5] Se cree que los primeros calendarios basados en el sol fueron utilizados por los egipcios, quienes lo ajustaban según el amanecer anual del Sirio y las inundaciones del río Nilo.