Fueron construidos en el Reino Unido ya que Japón carecía de las instalaciones industriales necesarias para desarrollarlos.
El Gobierno japonés no tenía los recursos ni el presupuesto para construir una gran flota de acorazados y a fines del siglo xix la estrategia de la Armada Imperial Japonesa se basaba en la radical filosofía de la Jeune École, promovida por el asesor militar y arquitecto naval francés Louis-Émile Bertin.
En 1891 se presentó la solicitud inicial en el presupuesto del primer ministro Matsukata Masayoshi, pero la Dieta la eliminó debido a conflictos políticos internos.
Su sucesor, el primer ministro Itō Hirobumi, intentó en 1892 que se aprobase la medida de financiamiento, pero también falló.
Los buques de clase Fuji fueron mejorados en varias maneras respecto a los Royal Sovereign: eran aproximadamente un nudo (1.9 km/h) más rápidos, se les incorporó blindaje Harvey y a sus cañones —aunque más pequeños y ligeros, eran los mismos que los de la posterior clase Majestic— se les protegió con torretas.