Clase Kaiser Max

El primer buque en recibir una misión de combate fue el Don Juan d'Austria, que acudió a la Guerra de los Ducados en 1864, si bien no vio combate al ser parte de una escuadra lo suficientemente fuerte como para evitar que la flota danesa en el mar del Norte saliese a presentar batalla.

Dos años después, en 1866 Austria fue atacada por Prusia e Italia en la guerra austro-prusiana.

Tras la decisión, el Reichsrat no aprobó fondos para construir nuevas naves, por lo que, a propuesta del almirante Friedrich von Pöck, se canibalizaron los buques de clase Kaiser Max para conseguir equipamiento para otros buques.

Como parte de la fiebre por los nuevos buques blindados al estilo del francés La Gloire y continuando los primeros dos buques con espolón que los austríacos habían construido con la clase Drache.

Se pujó por fragatas modernas y se ordenó la construcción de una nueva clase de buques blindados para mantener el pulso en la carrera armamentística con la Italia unificándose y su pujante Regia Marina, que los austriacos veían con preocupación cómo podía suponer su bloqueo al mar, pues la costa nacional se limitaba al Adriático.