En una visita a la ciudad, da Silva encuentra y somete por fuerza a un esclavo que escapa de una tortura en público, un acto que impresiona al rico barón del azúcar Dom Octávio Coutinho (José Lewgoy).
Cuando da Silva embaraza posteriormente a las tres hijas de Dom, el barón del azúcar está furioso, pero la situación se complica aún más cuando descubre que da Silva no es otro que la infame Cobra Verde.
Sorprendentemente, da Silva logra convencer al rey de intercambiar esclavos por nuevos rifles.
El ambicioso bandido entrena a un enorme ejército de mujeres nativas y las dirige en una incursión para derrocar con éxito al rey Bossa.
El bandido agotado intenta desesperadamente llevar un bote al agua, pero a pesar de sus mejores esfuerzos, no puede realizar la tarea.
Los "leopardos" es la designación que reciben las fraternidades masculinas, y secretas, del antiguo Dahomey, presentes también en el Caribe hoy en día (donde son llamadas “abakua”).
Las fraternidades masculinas son vinculadas a la caza, y reciben mucha más importancia por parte del director de la película.
[2] Las mujeres, en la historia y en la película, son las grandes olvidadas; no se contempla siquiera la posibilidad de una fraternidad femenina.
Su actividad solía desarrollarse habitualmente de noche, lo cual ayuda a que pasaran desapercibidas y fueran olvidadas por la historia.
[3] Primero, se obtenían esclavos del interior de África, proporcionados por los pueblos africanos costeros.
Y de Europa, los barcos volvían a dirigirse hacia África para repetir el mismo proceso.
Los estereotipos sobre la mujer negra que la película refleja y ayuda, así, a reproducir, tendrían más lógica en caso de que la esclavización ya se hubiera producido –la mujer esclava se supone dócil y sumisa-, pero no necesariamente cuando todavía no ha sido esclavizada.
[7] Además, aparece en la película una tradición con origen en Egipto, donde los faraones, al morir, debían ser enterrados con sus esposas.
Mientras que los hombres, con este dinero extra, solían gastarlo en beber o jugar, las mujeres lo acumulaban para poder comprar su propia libertad (y la de sus hijos).
Herzog finalmente se decidió por Villa de Leyva y Valle del Cauca, en el país sudamericano.