El coito programado es un método recurrente cuando, por motivos morales o religiosos, la pareja no desea la inseminación artificial (IA) ni la fecundación in vitro (FIV).
Por tanto, el espermatozoide únicamente dispondrá de este tiempo para alcanzar el óvulo y fecundarlo para dar lugar al embarazo.
Si la mujer no consiguiera quedar embarazada tras este método, el siguiente paso sería optar por una inseminación artificial conyugal (IAC).
Generalmente la FSH-r se aplica con jeringas de insulina por vía subcutánea en la grasa alrededor del ombligo, donde resulta menos dolorosa; además la misma paciente puede inyectarse fácilmente.
Algunos análogos hormonales que se administran por vía subcutánea como gonadotropinas exógenas son: Como cualquier tratamiento de reproducción asistida, el cotito programado tiene ventajas y desventajas.
Por ejemplo, el coito programado es una técnica poco invasiva y su precio es inferior en comparación con otros tratamientos reproductivos.
Este método únicamente requiere el control ecográfico y analítico junto con el coste de la medicación necesaria si se lleva a cabo mediante estimulación ovárica.
Además, la probabilidad de embarazo no es elevada y se requiere una buena calidad del semen.