[5] Entrado el año 1706, no parecía que fueran a mejorar las circunstancias para los borbónicos.
Si en enero un contingente despachado por el prelado Belluga había logrado romper el asedio al que estaba sometida Alicante,[6] en junio Elche pasaba a manos de los imperiales.
Por este motivo, al salir de puerto lideró un motín en el que anunció su lealtad a Carlos III y abandonó el rumbo a la Berbería para dejarse alcanzar por la Royal Navy inglesa al mando del vicealmirante John Leake, que había partido desde Altea en su busca.
[9] Una semana más tarde, tenía lugar la primera entrada en Madrid del archiduque Carlos, donde se le coronó ante la patente animadversión de los castellanos.
Un regimiento anglo-neerlandés de unos 6000 hombres con varios cañones se aproximó desde Orihuela a la parte septentrional de la huerta murciana, donde les esperaban los soldados borbónicos parapetados en las acequias y plantaciones.
A aquello siguió una refriega con artillería en la casa conocida desde entonces como «del Huerto de las Bombas», que provocó tantas bajas en las filas austracistas que se vieron obligados a retirarse.
[14] La batalla fue magnificada por la propaganda del bando angevino, pero permitió aliviar la presión sobre Murcia y que los partidarios de Felipe V pudieran lanzar una contraofensiva.
[1][17] Los partidarios del Archiduque, entre los que se encontraban soldados regulares ingleses —los célebres casacas rojas—,[8] perdieron toda la unidad de hombres a pie, entre muertos, capturados y huidos.
Los angevinos por su parte sufrieron menores bajas que sus adversarios, si bien entre ellas se encontraba la del cabo Hernández.
[17] Al día siguiente llegó una flota de socorro enviada por Carlos III, pero rehusó desembarcar los 5000 hombres que traía a bordo al comprobar que había llegado tarde.
El escenario bélico se trasladaba a Cataluña, último refugio habsburguista en la península ibérica.