[3] Se encargaron los grabados a algunos de los más destacados burilistas españoles, encabezados por Manuel Salvador Carmona y sus discípulos Fernando Selma, Luis Fernández Noseret y Blas Ametller, y con ellos a Bartolomé y José Vázquez, Joaquín Ballester, Juan Barcelón, Manuel Esquivel, Manuel Alegre, José Camarón y Francisco Muntaner, junto a un elevado número de grabadores franceses e italianos, de calidad desigual.
Los dibujos para grabar se encomendaron todos a artistas españoles, entre los que figuraron León Bueno, Manuel de la Cruz, Buenaventura Salesa y Agustín Esteve que, en algún caso, debieron de actuar bajo la dirección artística de Francisco Bayeu, aunque es este un extremo que la documentación no deja suficientemente claro.
[9] La Compañía se vio sumida en dificultades económicas casi desde el primer momento.
Los gastos de instalación e impresión y las cantidades abonadas a los dibujantes y grabadores no se vieron ni remotamente compensadas con las ventas de estampas, que desde el primer momento fueron muy escasas.
Finalmente, en 1818, tras una nueva tasación, la Calcografía compró las láminas, dibujos y otros enseres de la Compañía por un tercio del valor de tasación a repartir entre los acreedores.