El asesor de seguridad nacional, Henry Kissinger, fue enviado a la República Popular China para misiones diplomáticas secretas en 1971, que incluyeron deliberaciones iniciales sobre el comunicado y la planificación de la visita del presidente estadounidense Richard Nixon a la China continental dominada por el Partido Comunista (PCCh).
Kissinger inicialmente estaba interesado en redactar un comunicado que solo mencionara los intereses mutuos entre Estados Unidos y la no reconocida República Popular China, pero Zhou buscó incluir los desacuerdos entre sus respectivos estados para crear un documento más significativo.
Este movimiento hacia una representación honesta de las relaciones impresionó a Kissinger, quien cada vez tenía una opinión más favorable sobre el liderazgo chino.
Trabajando con Qiao Guanhua,[6] Kissinger resolvió el desacuerdo el 26 de febrero eliminando todo el lenguaje relacionado con los tratados.
La parte china expresó que apoyaba la soberanía de Laos, Camboya y Vietnam.
Además, también se opusieron a las percepciones del creciente "militarismo japonés" en el Japón de la posguerra.
Lo que siguió en el comunicado fueron los intereses mutuos de Estados Unidos y la República Popular China.
El comunicado incluyó deseos de ampliar los contactos económicos y culturales entre las dos naciones, aunque no mencionó pasos concretos.
Kissinger describió la medida como una "ambigüedad constructiva", que continuaría obstaculizando los esfuerzos por una normalización completa.