En este buque realizó la reina regente, con sus hijos, el viaje de Cádiz a Huelva para asistir a las fiestas conmemorativas y revista naval dedicadas a la memoria de Cristóbal Colón y celebración del IV Centenario del Descubrimiento de América.
En los días siguientes colaboró en la defensa de la plaza, no sólo con sus cañones, también con sus reflectores eléctricos con los que barría el campo enemigo, con la intención de evitar ataques nocturnos, y prestando señaleros para la comunicación entre la plaza y los fuertes exteriores, ya que los cables del telégrafo habían sido cortados.
Esta vez la fuerza española la integraban el crucero Conde de Venadito, los cañoneros torpederos Nueva España y Vicente Yáñez Pinzón y la lancha cañonera Flecha.
Pero los buques estadounidenses rehuyeron el combate, contentándose con hacer fuego a larga distancia.
Sólo un proyectil ligero alcanzó al Pinzón en el casco, sin causar daños.
Terminó sus días usado como blanco naval en un ejercicio con fuego real a principios de 1936, en el que participaron el Acorazado Jaime I y los cruceros Libertad, Almirante Cervera y Miguel de Cervantes.