Conferencia de Asilomar sobre el ADN recombinante

Unos 140 profesionales (principalmente biólogos, pero también abogados y físicos) participaron en la conferencia para establecer las directrices voluntarias que garantizaran la seguridad de la tecnología del ADN recombinante.

Otras investigaciones sobre el modelo Watson-Crick produjeron avances teóricos que se tradujeron en un nuevo potencial para manipular el ADN.

El objetivo principal de la conferencia fue abordar los riesgos biológicos que presentaba la tecnología del ADN recombinante.

Durante la conferencia se redactaron los principios que establecen las recomendaciones sobre cómo realizar experimentos de forma segura utilizando esta tecnología.

El primer principio para hacer frente a los riesgos potenciales fue que la contención debía ser un medio importante en el diseño experimental.

Un segundo principio era que la eficacia de la contención debía aproximarse lo máximo posible al riesgo estimado.

Otras barreras eran los vectores no transmisibles e igualmente perjudiciales (plásmidos, bacteriófagos u otros virus), capaces de desarrollarse solamente en huéspedes específicos.

Otro factor fue la estricta adhesión a las buenas prácticas microbiológicas, la cual puede limitar el escape de organismos del medio experimental.

Además, estas directrices no permitían ni la clonación del ADN que contuviera genes de toxinas, ni los experimentos a gran escala utilizando ADN recombinante que fueran capaces de crear productos potencialmente dañinos para los seres humanos, animales o plantas.

Estos experimentos se prohibieron porque los posibles riesgos biológicos no podían evitarse con las medidas de seguridad disponibles en ese momento.

Este incidente hizo que la nación fijara su atención en el problema de como el secretismo gubernamental fomentaba comportamientos ilegales e inmorales.

[14]​ El acercamiento de la ciencia al público también coincidió con la rapidez con la que la tecnología del ADN recombinante entró en el mundo industrial.

Además, muchos biólogos moleculares que antes se habían encerrado en el mundo académico, desarrollaron vínculos con la industria privada como propietarios de capital, ejecutivos corporativos y consultores.

Las directrices trazadas por la conferencia permitieron a los científicos realizar experimentos con tecnología de ADN recombinante, que ya en el año 1995 dominaba la investigación biológica.

Esta investigación, a su vez, aumentó el conocimiento sobre los procesos fundamentales de la vida, como el ciclo celular.

Otro resultado significativo de la conferencia fue el precedente que estableció sobre cómo responder a los cambios en el conocimiento científico.

Paul Berg en 1980