En un artículo publicado en 1991 junto con Friis-Christensen, se propuso la base de la teoría, sin que ésta tuviese ninguna repercusión en la comunidad científica.
Cuando un rayo cósmico de alta energía llega a la atmósfera, interactúa con los átomos que la forman liberando electrones.
Cambios en el campo magnético terrestre (inversiones de polaridad, debilitamiento, etc.) también pueden suponer una variación en el escudo local.
Estas variaciones han tenido una estrecha coincidencia con el flujo de rayos cósmicos tal y como revela el Be10.
Las fases frías coinciden con el paso a través del plano galáctico, donde la concentración de estrellas es mayor.
Durante los últimos 100 años este registro muestra una importante reducción en el flujo de radiación cósmica que explicaría el calentamiento observado.
El propio Svensmark respondió en 2007 indicando que el mencionado artículo erró al correlacionar radiación cósmica con temperaturas superficiales, pues la relación debía verificarse en la troposfera.
En éste, en los sótanos del Danish National Space Center, en una atmósfera controlada y utilizando los muones naturales que atravesaban las paredes del edificio, así como lámparas UV para emular la radiación solar a gran altura, pudo verificar la formación de núcleos de condensación.
Actualmente se está preparando otro experimento bajo el auspicio del CERN denominado CLOUD, donde usando un ciclotrón irradiarán una atmósfera mucho más controlada.