Después de ésta primera en Roma, hoy en Nápoles, le tocó el turno a la de Felipe II (versión en la colección Wellington y no como se creyó mucho tiempo la conservada en el Prado), luego una versión [4] que en el siglo XVII perteneció al cardenal Montalto y luego donada al emperador Rodolfo II (hoy en Viena); otra conservada en San Petersburgo, y así sucesivamente.
En Roma [10] Tiziano se alojó en el palacio Belvedere y le entregaron a Vasari como guía.
De hecho, viaja por la ciudad, visita los monumentos, trabaja en el estudio que le ha sido asignado.
[2] El cuadro fue trasladado posteriormente a Parma, al Palazzo della Pilotta, donde figura en los inventarios.
Como toda la colección Farnesio, fue heredada por Carlos III de España y transportada a Capodimonte.
[11] Al regresar a Nápoles con la restauración, se conservó en el "Gabinete de las cosas obscenas".
[12] Robado por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, fue encontrado en una mina de Salzburgo y devuelto a Nápoles tras el fin del conflicto en 1947.
[13] Las pinceladas son suaves y borrosas, como suele ocurrir en Tiziano; Con esta obra, el pintor supera el excesivo énfasis en la plasticidad de los cuerpos, como en obras anteriores, para llegar a un estilo libre y coloridamente puro, que quiso demostrar precisamente en la Roma de Miguel Ángel.