Uno de los más clásicos es el Belén o Nacimiento, que posee una gran tradición en los países cristianos.
Estos platos suelen tener diferentes contenidos en función de los países, pero es habitual que contengan: peladillas, polvorones, turrones, frutos secos, membrillos, pasas, dátiles, galletas, mazapán, etc.
Un día, el sacerdote admiró la hermosa noche y se le ocurrió colgar los regalos en las ramas de un abeto que estaba cerca a la iglesia, así los pobres podrían disfrutar de la noche mientras se reunían bajo el árbol a interpretar cánticos sagrados.
Tan agradable resultó la reunión que desde entonces el árbol fue el centro de la fiesta navideña.
Otra leyenda se sitúa en Inglaterra, en el siglo XVIII, bajo el reinado de Jorge III.
Existen dos lugares en México (Tlalpujahua, Michoacán, y Chignahuapan, Puebla) que se dedican exclusivamente a la elaboración artesanal de esferas navideñas.
Las primeras decoraciones navideñas urbanas se hicieron en la ciudad de Essen (Alemania).