La población, acostumbrada a estar directamente sujeta a los gobernantes y por tanto a disfrutar de diversos beneficios por ser real (en el sentido de propiedad estatal), se encontraba entonces en el territorio del poderoso abad-obispo de Catania.
Ambos murieron en 1861, pero debido a las dificultades surgidas entre Italia y la Santa Sede tras la unificación, la ejecución de la bula papal se retrasó varios años más.
[6] Genuardi visitó la diócesis en 1875, y publicó sucesivamente «la Constitutio prosynodalis con el fin de iniciar las estructuras organizativas esenciales, poniendo orden en la vida eclesial diocesana».
[8] Su obra principal fue la fundación, en 1881, del seminario diocesano, en el que se formaron varios futuros obispos, entre ellos sus dos sucesores inmediatos, Giovanni Battista Arista (1907-1920) y Salvatore Bella (1920-1922).
Durante el largo episcopado de Salvatore Russo (1932-1964) se celebró el primer sínodo diocesano (1957).