Diócesis de Città di Castello

Esta es la lista reportada por el sitio web oficial de la diócesis:[2]​ En 2023 en la diócesis existían 60 parroquias agrupadas desde 2017 en 9 unidades pastorales, y estas en 3 zonas pastorales: Nord, Centro y Sud.

El primer obispo históricamente confirmado de Città di Castello fue Eubodio, episcopus Tifernensis, presente en el Sínodo romano convocado por el papa Hilario en 465.

En las actas del concilio de 499, Mario firmó los documentos como episcopus ecclesiae Tifernatium.

[4]​ Durante el siglo VI la ciudad se vio envuelta en la guerra godo-griega y sufrió numerosos daños.

La reorganización de la diócesis fue confiada al obispo san Florido, consagrado en tiempos del papa Pelagio II (579-590).

Es durante este período cuando se atestigua por primera vez el cabildo catedralicio, compuesto por canónigos regulares, que seguían la regla de San Agustín.

La organización del territorio de la diócesis en parroquias está atestiguada también en el siglo XI; en 1126 el papa Honorio II dirigió una bula al obispo Rainerio con la que confirmaba al obispo todas las posesiones dependientes de su jurisdicción.

Entre los siglos XII y XIII surgieron algunos monasterios femeninos, que posteriormente se fusionaron con la Orden de las Clarisas.

Además, dadas las dimensiones de la diócesis, decidió residir durante algunos periodos del año también en Sansepolcro, donde hizo construir un segundo palacio episcopal.

El alcalde, Rosso da San Michele, instó a la población a gritar amenazas de muerte contra el obispo y su familia, por lo que Sansepolcro también fue alcanzado por el interdicto del obispo.

En 1571 fundó el seminario episcopal, que sin embargo sólo alcanzó éxito a partir del siglo siguiente.

[10]​ En 1636 el territorio diocesano se redujo por tercera vez, con la transferencia de las parroquias del valle del Metauro a las nuevas diócesis, unidas aeque principaliter, de Urbania y Sant'Angelo in Vado.

En 1758, durante la vacante que siguió a la muerte del papa Benedicto XIV, la población estalló en disturbios contra los Estados Pontificios.

En el año siguiente las sentencias de los sediciosos fueron severas, pero el obispo Giovanni Battista Lattanzi supo insistir hasta tal punto que obtuvo indultos cada vez más amplios, hasta llegar a la absolución general, que se celebró en la ciudad junto a su promotor.

En la segunda mitad del siglo XIX nació y se desarrolló el santuario mariano de Canoscio, fundado por iniciativa del padre Luigi Piccardini, y que pronto adquirió importancia en toda la diócesis e incluso más allá de sus fronteras.

Basílica santuario de la Virgen del Tránsito, en Canoscio