Su premisa básica es que «la forma más fácil de conquistar corazones y mentes es a través del estómago».
[1] Se han establecido programas oficiales de diplomacia culinaria patrocinados por diferentes gobiernos del mundo, entre ellos Taiwán, Singapur,[2] Tailandia, Corea del Sur, Malasia, Indonesia,[3] Perú, Estados Unidos,[4] Camboya,[5] Japón,[6] Escandinavia,[7] Australia y Uzbekistán.
[8] Los términos «diplomacia gastronómica» y «gastrodiplomacia» se vienen usando desde principios del siglo XXI, aunque el agasajamiento de otras naciones, pueblos, clanes o tribus es una práctica humana milenaria.
Cualquiera que sea el objetivo, la diplomacia culinaria está destinada a mejorar la marca país.
En teoría, esto se logra cambiando la conversación que rodea a un país para centrarse en una faceta apolítica y positiva de su cultura.