Domingo Forcadell

Domingo Forcadell y Michavila (Ulldecona, 1798 - 1866) fue un militar carlista español.

[1]​ Los principales hechos de armas a que asistió el coronel Forcadell durante el año 1836 fueron: el ataque a Amposta, la acción perdida por el brigadier isabelino Añón en Salvacañete, la derrota del coronel liberal Iriarte en las inmediaciones de la ermita de la Virgen de la Piedad (del término de Ulldecona), la victoria obtenida en Chert sobre el entonces brigadier Borso di Carminati, y la expedición que hizo Forcadell a Rincón de Soto para salvar al general Cabrera cuando éste tuvo que ocultarse herido en dicho punto.

[2]​ El general Forcadell asistió, a las órdenes del general Cabrera, al ataque y toma de Carboneras, en cuya sangrienta jornada se apoderaron los carlistas de 2000 hombres y 150 caballos; sostuvo después una acción ventajosa entre Bordón y Las Parras; mandó interinamente el Ejército carlista del Centro cuando estuvo gravemente enfermo el general Cabrera, a cuyo lado se batió más tarde en la acción de La Cenia, y después de ser vencido en Bojar por el general Zurbano, acompañó al general Cabrera en su retirada a Cataluña, en las operaciones del Principado y, finalmente, en la entrada en Francia.

[2]​ Emigrado vivió el general Forcadell hasta 1848, en cuyo año entró nuevamente en campaña (guerra de los matiners) por Cataluña, sostuvo una ventajosa acción en Bagá, pasó el Ebro para organizar la guerra en el Maestrazgo; pero fue batido en Pinell y Vallmoll, se dispersó la fuerza que le acompañaba, tuvo él que ocultarse por varios meses en una montaña próxima a Tortosa, y por último tuvo que emigrar de nuevo a Francia.

[2]​ Después de vivir muchos años en el extranjero, volvió al fin a España el general Forcadell, y fijó su residencia en su villa natal, Ulldecona, en la que falleció en 1866, siendo de notar que al pasar los últimos años de su vida en la misma región en que había hecho la guerra, de nadie recibió nunca la más leve queja ni el menor insulto o desdén: por el contrario, hasta sus enemigos políticos le trataron siempre con singular consideración, respetándole como a leal caballero.