Algunos historiadores suponen[1] que los vascones nunca fueron sometidos por los visigodos en su pretensión de lograr la unidad territorial de todas la antiguas provincias hispanorromanas, y es un hecho que varios reyes godos y suevos tuvieron enfrentamientos con los Vascones, fuese para dominar sus rebeliones, fuese para evitar sus pillajes (véanse más abajo las fuentes concretas).
[2] Recientemente, Miguel Izu ha ofrecido otra explicación sobre el origen de esta frase y que la sitúa en 1877.
[3] Francisco Navarro Villoslada en la introducción de Amaya o los vascos en el siglo VIII escribe:
Según Izu, probablemente con esa locución latina Navarro Villoslada se tomara una licencia literaria para hacer un resumen de las noticias históricas sobre las guerras entre godos y vascones y reflejar su idea, tomada de autores como José de Moret o Fermín Gonzalo Morón, de que los vascones no fueron nunca sometidos, pero la expresión se asume como un hecho histórico por los autores posteriores y se adorna con otros datos igualmente ficticios.
Este punto de vista ha satisfecho siempre a la historiografía sabiniana que ha confundido la leyenda con la realidad.