Dragón de la Cólquida

[3]​ Apolonio también le atribuye una naturaleza excepcional: «tampoco es fácil apoderarse del vellón al margen de Eetes: tal es el dragón que lo guarda alrededor en torno suyo, inmortal e insomne, al cual engendró la propia Gea en las laderas del Cáucaso bajo la roca Tifonia, donde cuentan que Tifón, herido por el rayo de Zeus Crónida cuando extendió contra él sus robustos brazos, de su cabeza derramó ardiente sangre».

Allí, enroscado sobre una enorme encina, se encontraba el dragón, echado sobre la piel dorada que refulgía como los destellos de un atardecer rojizo.

Tendía su larguísimo cuello la serpiente, que vigilante con sus ojos insomnes, los había visto venir.

Incluso lo oyeron, desde las tierras colquídeas, muy lejos del bosque sagrado, los infantes que lloraron aterrorizados.

Después Medea, llamada por Jasón, le siguió a la nave, y la expedición partió lejos de Cólquide.

Jasón tomando el Vellocino de oro del árbol del dragón.
Jasón siendo regurgitado por el dragón que guarda el Vellocino de Oro (centro, colgando del árbol); Atenea está a la derecha. Kylix con figuras rojas, c. 480-470 a. C. De Cerveteri ( Etruria ). Museos Vaticanos