Duelo

[2]​ Era consensuado entre dos caballeros, que utilizaban armas mortales de acuerdo con reglas explícitas o implícitas que se respetaban por el honor de los contendientes, acompañados por padrinos, quienes podían a su vez luchar o no entre sí.

Desde sus inicios el duelo, a pesar de su aceptación social y popularidad literaria (Joanot Martorell, Tirante el Blanco, -Tirant lo Blanch-, 1490, Jovellanos, El delincuente honrado, 1773, Pierre Choderlos de Laclos, Las amistades peligrosas -Les liaisons dangereuses-, 1782, Joseph Conrad, Los duelistas -The duel o Point of honor-, 1908), recibió distintos grados de condena por las autoridades eclesiásticas y civiles, llegando a su ilegalización, que no fue efectiva hasta las primeras décadas del siglo XX.

El duelo es considerado un acto ilegal (asesinato en primer y segundo grado) en la mayoría de los países.

[3]​ El término «duelo» para referirse a este tipo de contiendas se remonta al siglo XV en Europa.

[5]​ En castellano antiguo se denominada riepto (reto), por ejemplo en el Cantar de mio Cid.

Los duelos judiciales fueron abolidos por el cuarto concilio de Letrán en 1215, pero hay testigos que informaban todavía en 1459 sobre la aceptación del sistema para resolver algunos crímenes capitales.

[6]​ La mayoría de las sociedades no condenaba el duelo; en rigor, la victoria en duelo se reconocía como un acto de heroísmo y no como un asesinato, y el estatus social del vencedor se veía incrementado.

En aquellas sociedades era sin duda una alternativa mejor que otras formas de conflicto menos reguladas.

La parte ofendida podía detener el duelo en cualquier momento, si creía satisfecho su honor.

El militar, anticuario y escritor Jacopo Gelli (1858-1935), autor de numerosas obras al respecto,[13]​ escribió una compilación de los más famosos duelos mortales del siglo XIX (I duelli mortali del secolo XIX, Milano: L. Battistelli, 1899); según su estudio introductorio, en un solo decenio (1879-1889) hubo en Italia, pese a ser algo condenado por la ley, 2759 duelos, el 95% a sable y más raramente con pistola o espada; en Francia, entre 1880 y 1890 solo hubo 467, de los que la gran mayoría fueron a espada, y bastante menos a pistola y sable.

Los individuos importantes o famosos en especial corrían un riesgo mayor de ser retados a duelo, pues superarlos en el desafío daba un cierto prestigio.

Los duelistas solían ser militares o nobles; y tanto los políticos por su dimensión social como los periodistas por sus artículos críticos tenían que habérselas con estos dramas de honor.

Sin embargo, más era una desgracia que otra cosa: si alguien moría en duelo la ley perseguía al superviviente, quien con frecuencia tenía que abandonar su patria, y los hijos de los militares fallecidos de esta manera perdían todo derecho a una pensión.

Entre los duelos más famosos se encuentra el de los estadounidenses Hamilton y Burr.

En esa oportunidad el destacado miembro del Partido Federal de los Estados Unidos, Alexander Hamilton fue herido mortalmente.

Durante el duelo, Yrigoyen hirió a De la Torre tres veces mientras que este no lo tocó siquiera.

[19]​ El duelo podía hacerse con ambas manos, en la izquierda una daga de cincuenta centímetros y en la derecha la espada ropera o corta.

Expertos duelistas fueron además el atrabiliario escritor cubano Emilio Bobadilla y Alejandro Lerroux.

En 1849 se publicó el anónimo Manual del Baratero, en que se indicaban las formas de manejar la navaja en los duelos gitanos, en las cárceles o para dirimir cualquier reyerta plebeya; el baratero era entonces el nombre que se daba a los asesinos y a los matones asalariados de las casas de juego.

El pintor Francisco de Goya también presenta una modalidad distinta en una de sus Pinturas negras, Duelo a garrotazos: los contendientes se hallan enterrados hasta las rodillas uno frente al otro, y esgrimen palos para golpearse.

Pero esto es una interpretación controvertida y no se han hallado más ejemplos de la misma.

Ni bien brotaba la primera gota de sangre los asistentes intervenían para separar a los adversarios.

Así por ejemplo en uno de los pocos realmente bien documentados, el Duelo entre "Wild Bill" Hickok y Davis Tutt.

La práctica del duelo comenzó a perder popularidad en Norteamérica en el siglo XVIII.

Entonces Jackson destrabó su pistola y disparó a su oponente, cuando técnicamente había perdido su turno al trabarse el arma.

Algunos estados estadounidenses tenían leyes que establecían procedimientos para el duelo legal, pero de cumplimiento raramente defendible ante un tribunal.

Varias jurisdicciones tienen severas penas contra la práctica del duelo, que en el caso de los militares en actividad alcanzan generalmente la degradación.

El duelo se volvió una costumbre romántica y popular en México en la época del general Porfirio Díaz.

El desafío no se hacía con golpe de guante sino por la «mojada de oreja», que literalmente consistía en que el retador pasara la mano mojada con su propia saliva por la oreja del adversario.

Durante la época se hicieron famosos varios duelos de políticos y otras personalidades destacadas.

Duelo a pistolas entre Alexander Hamilton y Aaron Burr en 1804.
Duelo en el Bois de Boulogne en 1874.
Un lance en el siglo XVII pintura de Francisco Domingo Marqués de 1866.
Pistolas de duelo, Museo de Arte e Historia de Neuchatel.
Desafío entre el duque de Montpensier y Enrique de Borbón ( Historia de la interinidad y guerra civil de España desde 1868 , Vol. 1)
Sátira del duelo de esgrima entre « Monsieur de Saint-George y la Señorita caballera d'Éon de Beaumont » en Carlton House el 9 de abril de 1787. Grabado de Victor Marie Picot inspirado en la obra original de Alexandre-Auguste Robineau .
Grabado que representa el duelo de Oneguin y Lenski
Salvador Allende , protagonizó el último duelo en Chile en 1952.
Gauchos del Río de la Plata en posición de duelo.