En 1966, su inquietud política y sensibilidad social lo acercaron al naciente Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT, fundado en 1965).
Lo hace casi simultáneamente con Domingo Menna, también por ese entonces estudiante de medicina como Foti.
En ese año de 1968, Foti tuvo un accidente con explosivos que le dañó seriamente su visión.
Formó junto a Domingo Menna, Ramiro Leguizamón y otros, el Comando 29 de Mayo.
Trabaja en oficios varios y entre ellos como camionero en empresa de productos lácteos.
Participa en varios frentes fabriles (IKA-Renault, Fiat) y en actividades de propaganda armada.
Nos cuenta que el Negro Santucho los llevó al trote de Córdoba a Carlos Paz y quedaron reventados”.
Me daba cuenta que era un militante entregado totalmente a la lucha revolucionaria.
Roberto nos sigue relatando: “A Eduardo lo reencuentro en Buenos Aires y nos veíamos bastante seguido.
Eduardo Foti siguió militando con esas limitaciones físicas, en actividades de propaganda y sobre el movimiento obrero.
La UOM-Villa Constitución recuperada fue otra gran experiencia del sindicalismo clasista y en el seno de ese movimiento, Eduardo Foti contribuyó a la construcción partidaria.
El lúgubre silencio de los pabellones tenía ese estímulo alegre y contagioso que nos acompañó en la resistencia a los planes de destrucción física y psíquica que implementó la Dictadura contra nosotros, quienes compartimos el encierro junto a él….
Y lo moral, el estado de ánimo para enfrentar la represión carcelaria, lo aportó aún en los peores momentos.
Ejemplo dado en la valentía de su hijo Juan Andrés testimoniando en el juicio a los máximos responsables del plan de exterminio llevado a cabo en Coronda” Recuperada su libertad aún bajo la dictadura, Eduardo Foti se radicó en Buenos Aires con su pareja y sus hijos.
Su mente fue invadida por amnesia y confusión, como resultado de sus lesiones neurológicas.