Eduardo Ruiz Pons

Allí hizo amistad con Agustín Faraldo, Ramón de la Sagra y otros revolucionarios.

Se vio forzado a emigrar pero al cambiar el régimen fue amnistiado y le concedieron además la Cruz del valor.

Disueltas las Cortes y liquidado el Bienio regresó a Zaragoza, donde organizó el Partido Demócrata con ayuda de los Carbonarios, constituyendo por la región aragonesa diversas "Chozas" o logias de esta organización secreta.

Defendidos por Rivero, Desiderio de la Escosura y Joaquín Gil Bergés en un ruidosísimo proceso, fueron absueltos, pero continuaron en la cárcel acusados de delito de imprenta mientras además se les instruía otra causa Borja por formar una logia o choza carbonaria en unión de otros cuarenta correligionarios; asimismo se instruyeron procesos similares por otras chozas: en Teruel contra Víctor Pruneda, contra Cano y otros demócratas en las localidades zaragozanas de Gelsa y Uncastillo y contra Juan Pablo Soler en Zaragoza; de la acusación contra Ruiz Pons y Ariño los defendió Emilio Castelar, quien con su absolución y libertad logró uno de sus más resonantes triunfos como abogado.

Entre 1862 y 1863 Ruiz Pons residió en Génova y en Florencia (donde estuvo junto al también exiliado Fernando Garrido), ayudando a reorganizar junto a él y Sixto Cámara, Carlos Beltrán, Pablo Soler y varios más la «Legión lbérica» con el propósito de ayudar a Mazzini y Garibaldi a combatir por la unidad italiana; por último marchó a Lisboa`; allí se enteró de que la Audiencia de Zaragoza lo condenaba a doce años de presidio por la publicación del Programa Democrático; entonces marchó a Oporto, donde publicó en 1864 una Historia de la causa formada en Zaragoza el año de 1861 contra el ex constituyente Eduardo Ruiz Pons y consortes, con algunas de sus defensas, redactadas por el mismo, precedidas de un prólogo del publicista demócrata Romualdo Lafuente (Porto, Tipografía de Antonio Moldes, 1864) y allí falleció al año siguiente, en 1865.