El Circo de Calder

[4]​ Su primer óleo de temática circense, The Flying Trapeze (El trapecio volante) que data de 1925, muestra una actuación de equilibristas femeninos y masculinos en el trapecio volante, las filas del circo están totalmente ocupadas y todos los rostros vueltos hacia la acción, una gran red ocupa toda la anchura del cuadro y, junto con la construcción trapezoidal, proporciona un marco interior, finalmente, la mirada del espectador es atraída por el número circense.

[6]​ En Nueva York, Calder había alquilado una habitación en el apartamento de Alexander Brook, director del Whitney Studio Club.

[9]​ Al llegar a París, conoció a un vendedor de juguetes serbio que le aseguró que podría vivir construyendo juguetes mecánicos, y como no tenía mucho dinero, se interesó por la propuesta de negocio.

Y hace que el aire sea tridimensional con contornos de alambre cuidadosamente colocados.

[14]​ el payasito "Trumpeteer" tenía un globo en la boca, cobra vida cuando Calder sopla en el globo a través de una manguera hasta que éste derriba a la "Dama Barbuda" que tenía delante y estalla;.

[15]​ el elefante tenía una trompa que le atravesaba longitudinalmente todo el cuerpo y colgaba en la parte delantera a modo de trompa en su comedero y cuando Calder sopla por el tubo, pequeños trozos de papel salen por todos lados como una fuente;.

[5]​ Algunos de ellos se inspiraron en leyendas del circo, como Rigoulot el Fuerte, que demostraba su fuerza alzando pesas.

[20]​ Durante cinco años, de 1926 a 1931, la colección creció hasta agrupar unas 200 piezas.

Se trataba de una habitación, apenas más grande que la del hotel.

Antes de empezar la producción, Calder desenrolla una alfombra, coloca el ring sobre ella y dispone sus figuras.

[20]​ La incertidumbre creaba suspenso, como en el circo de verdad: el perro podía no conseguir saltar por el aro de papel, el jinete podría no volver a encontrar el equilibrio, los equilibristas podrían caer en la red, hubo fracasos una y otra vez y cada éxito era aplaudido por el público.

[2]​ Entre los primeros espectadores se encontraban la mecenas Frances C. L. Robbins que lo visitó en otoño de 1926, poco después aparecieron la novelista inglesa Mary Francis Butts y el escritor Jean Cocteau.

[3]​ Poco a poco, llegó toda la vanguardia parisina, incluidos sus amigos, los artistas Fernand Léger, Piet Mondrian, Joan Miró, Hans Arp, Marcel Duchamp y Tsuguharu Foujita, los fotógrafos Man Ray, André Kertész, el poeta Robert Desnos, el arquitecto Le Corbusier y el músico Edgar Varèse.

[5]​ Visitantes notables (selección):En noviembre de 1927, Calder emprendió un viaje a Estados Unidos.

El material audiovisual está sujeto a derechos de autor y, por tanto, no puede compartirse públicamente.

[22]​ El archivo de la Fundación Calder contiene 30 fotografías históricas, realizadas entre otros por, Sasha Stone (1929), Kertész (1929), Herbert Matter (1943) y Agnès Varda (1953).

Seeing the Circus with 'Sandy' Calder (1925)