Con evidentes connotaciones eróticas entonces, es posible que Goya haya desechado ese sentido del asunto, pues se muestra una escena apacible y familiar.
Al fondo se divisa una carroza hecha con manchas desdibujadas y tres pastores con sus ganados completan la escena.
Goya potencia el efecto, similar a una mancha, aplicando una pincelada rápida que años después será la génesis de las Pinturas negras.
Las mayores influencias del cuadro provienen de Rembrandt y Velázquez, —«sus maestros», como reconocía Goya—[2] a quienes el pintor admiraba sobremanera.
Con su peculiar ortografía, el aragonés describió el cuadro como «una familia que han salido al campo a divertirse, cuatro niños y tres criadas la una se está columpiando en una cuerda».