La casa se convierte pronto en un reducto de donde es imposible escapar a causa del fuego que se sitúa cada vez más próximo.
El limitado círculo de sospechosos incluye también un cleptómano que se dedica a robar anillos y un carterista.
Los protagonistas han de dedicarse al mismo tiempo a luchar contra el incendio y a descubrir al culpable de los crímenes.
Las deducciones lógicas de Ellery, sufren los habituales tropiezos y cambios de dirección hasta llegar a la solución final que coincide con la crisis del incendio cuando las llamas alcanzan dramáticamente los muros de la casa, en las últimas líneas del relato.
Júcar, Plaza y Janés, Punto de lectura, o Ed.