Al despertar, el Pitufo Bromista se encuentra prisionero de los dos humanos, que resultan ser saltimbanquis viajeros.
Afortunadamente, el Pitufo Bromista aparece en escena para salvar la función, gracias a lo cual los saltimbanquis ganan mucho dinero.
Sin embargo, su presencia no pasa desapercibida por un personaje sospechoso que habla con Adhemar acerca de usar al Pitufo Bromista para cometer robos y amenaza con matar al ratón si el Pitufo Bromista no obedece o trata de escapar.
Los dos saltimbanquis y el ladrón se dan cuenta de que el Pitufo Bromista podría ser más útil para tomar joyas y lo hacen vestirse como un ladrón para que sea menos visible.
Sin embargo, durante sus robos, el Pitufo Bromista deja mensajes a sus víctimas, disculpándose y diciendo que lo hace para salvar la vida de un ratón.
En ese momento, las cosas se ponen al rojo vivo cuando Ganelon trata de escapar.
Ambos hombres son llevados al calabozo y Geoffrey vuelve a salvo con su padre.